A partir del año 2003, México ha sido brutalmente golpeado por el drama del secuestro, es decir, el incremento en el índice de actividad de los secuestradores se elevó en un 300% con respecto al año 2002 y anteriores.
Durante el 2007, el Consejo registró 731 secuestros, en el 2008 la cifra llegó a los 9,855 casos. Durante el 2009 se registraron 11,680 casos, es decir, un promedio de 32 casos cada 24 horas.
En el 2010 se registraron 37 casos cada 24 horas, es decir, 13,505 casos.
En el 2011 se cometen 45 secuestros al día.
En el 2008 de cada 10 secuestros, 6 no eran denunciados por falta de confianza en las autoridades, de los 4 restantes, dos eran negociados por la policía en forma extraoficial, es decir, la autoridad sólo recibe la denuncia formal de 2 casos por cada 10. Lo anterior nos coloca ante un panorama de impunidad del 90 % por lo que el secuestro resulta un negocio ilegal muy rentable, ante la casi nula posibilidad de ser llevado a juicio.
En el 2011 se denuncia 1 de cada 10 secuestros.
Las bandas de secuestradores que de manera rutinaria se dedican a este delito, han evolucionado en forma inusual, mientras que durante los años 90 se mantuvo el modus operandi, a partir del año 2000 a la fecha, ha mutado dicho modus operandi de manera más eficiente y rápida que las políticas criminales establecidas por las autoridades para combatirlos.
Hay 2 factores que explican dicha evolución, por una parte se ha detectado un notable incremento en la participación de policías, ex policías y militares. Participan en 7 de cada 10 secuestros y aplican los conocimientos adquiridos para proteger a la sociedad, en su contra. Cada intento del Estado por combatir al crimen organizado, se ve superado por esa peligrosa sociedad de policías y delincuentes.
El segundo factor que ayuda al secuestrador a conseguir el logro de sus objetivos, es el uso de la tecnología para delinquir. Hoy existen bandas con un alto grado de conocimientos en sistemas de comunicación que les permite intervenirlos, clonar telecomunicaciones y generar pistas falsas sobre la ubicación y origen de llamadas para negociar.
Se emplean sistemas de espionaje como micrófonos GSM que permiten vigilancias desde cualquier lugar, se compran datos personales como cuentas bancarias, registros de actividad telefónica de la víctima y se aplican sistemas de computación para generar voces falsas y llamadas imposibles de rastrear.
Hoy, las bandas de secuestradores generan alianzas para lograr secuestros de alto impacto. Como ocurrió en el caso Martí, donde 5 bandas operaron en conjunto, compartiendo conocimientos criminales y policiales.
LA ALIANZA DE LOS SECUESTRADORES
La confusión y dudas que ha generado la captura del supuesto
asesino confeso de Fernando Martí y Marco Antonio Equihua, es más el
resultado de la falta de coordinación, intercambio de información y
trabajo de inteligencia ,así como lucha entre instituciones.
Con las declaraciones hechas por autoridades federales y locales, se está
confirmando lo que el Consejo afirmó desde el 4 de junio del 2009 y que ha
quedado en el registro de diversos medios de comunicación.
1.- Los casos Martí y Equihua, están conectados.
2.- La Flor sigue activa.
3.- Es enorme
4.- Está plagada de policías
5.- “Los Tiras”, “Los Cobra”, "Los Cuchilla", "La Flor" y otra banda de la que se busca evitar hablar por parte de la SSPF, “Los Bayardo”, son una alianza.
Son organizaciones criminales que ejecutan secuestros cada una como
organización y en alianza.
El líder de “Los Bayardo” es el que ha negociado los rescates de Fernando
Martí, Antonio Equihua, hermanas de Thalía y otros de alto impacto.
La alianza se da cuando tienen a una víctima que requiere un trabajo más
especializado de investigación, vigilancia y protección y sobre todo,
cobro de rescates.
El eje de dichas alianzas lo integró “La Flor” que por su propia
estructura, tuvo acceso a miembros de las distintas bandas ya mencionadas.
De acuerdo a información del CLDH, actualmente se disputan el control de
las actividades principales de dichas bandas, agentes federales y personas ligadas a dichos agentes.
Numerosos secuestros que ni siquiera considera ya la autoridad por haber
ocurrido una década atrás, están ligados a dichas bandas.
Se debe destacar que desde el año 2000 se detectó la venta e intercambio
de secuestrados y de información clave de secuestrables.
Desde septiembre del 2005, el CLDH alertó que un grupo de policías estaba
preparando el secuestro de familiares de empresarios y personalidades del
medio del espectáculo, hecho que quedó registrado en medios de
comunicación.
Incluso días después de hacer público esto, el conductor Adal Ramones, confirmó que su esposa era seguida, aspecto que detectó su escolta.
“Los Bayardo” deben ser capturados pues, son la pieza que permitirá
esclarecer docenas de secuestros de alto impacto.
Se debe recordar que este Consejo inició la investigación contra "La Flor"
desde 1999 y en el último año, se logró establecer los nexos entre las
bandas señaladas.
Los Rescates
Mientras que en el secuestro de alto impacto, el rescate demandado era en promedio por 5 millones de pesos, en los años 90. En los últimos tres años, la cantidad promedio es por 10 millones de pesos y el pago obtenido promedio es de 2.5 millones. En la década anterior el cautiverio de la víctima se prolongaba hasta por 1 año, ahora se busca negociar en forma rápida y liberar o privar de la vida al secuestrado en promedio en 25 días.
Existe toda una especialización en el cobro de rescates para evitar cualquier acción de la policía, tan compleja es dicha especialización, que operativos con más de 100 policías, han sido burlados con facilidad para tomar el rescate sin dejar pista alguna.
De hecho algunas alianzas entre bandas de secuestradores, se dan exclusivamente para lograr la negociación y el cobro.
Así como existen negociadores privados para intervenir en una crisis de secuestro con la familia del secuestrado, hay secuestradores negociadores que se alquilan para hacer las llamadas y que reciben una parte del rescate por rentar su voz, suelen ser ex policías y secuestradores que operaron por años pero que ya no participan activamente en el secuestro y custodia de la víctima. Dicho modelo de operación lo creó Daniel Arizmendi, "El Mocha Orejas".
En el cobro de rescates existe una práctica de la que se busca evitar hablar por parte de las autoridades, "La Mexicaneada" que consiste en el robo del pago del rescate y esa práctica la ejecutan los secuestradores y los propios policías asignados a la investigación del caso. Se debe recordar que el supuesto asesino confeso de Fernando Martí, reconoce que privó de la vida a su víctima ante la falta de pago, a pesar de que se pagaron más de 5 millones de pesos.
México ocupa el primer lugar mundial en secuestros, siendo el D.F. y Estado de México los que ocupan el primer lugar nacional.
Secuestro y narco
La existencia de "La Familia Michoacana", "Los Zetas", "Los Pelones" entre otros grupos del crimen organizado, ligados al narco, disparó la práctica conocida como "levantón" y que nada tiene que ver con el secuestro económico o extorsivo.
El "levantón" se realiza para calentar una plaza, es decir, llamar la atención de la autoridad para que entre, principalmente el ejército y así, entorpecer la actividad de un cártel rival en dicha plaza. Pero el "levantón" también se realiza para limpiar una plaza, es decir, desaparecer soplones, rivales y personas que pueden causar problemas a la operación de un cártel.
Más de 20 mil desaparecidos
22,875 DESAPARECIDOS EN LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS A MANOS DEL CRIMEN ORGANIZADO
7,433 víctimas en 12 meses.
El CLDH ha registrado los casos a partir del 2007, donde los familiares
revelan que un hijo, el padre de familia, la esposa o un hermano fueron
vistos por última vez cuando un grupo armado los obligó a subir a un
vehículo.
En algunos casos se demandó el pago de rescates, sin embargo, las
negociaciones no se concretaron al suspender los delincuentes toda
comunicación.
Profesores, jornaleros, comerciantes, desempleados, mujeres dedicas al
hogar, cualquiera pues, puede ser y ha sido blanco de estas acciones.
EL 75% lo componen hombres de entre 20 a 45 años de edad, 10% mujeres de
entre 20 y 35 años, el 15% restante está compuesto por jóvenes menores de
19 años de edad.
Los familiares revelan que ellos, amistades o vecinos se percataron del
momento de la captura de su familiar en la que participan grupos de
encapuchados que portan armas largas, en muchos casos con uniformes con
siglas de autoridades federales, que suelen usar capos de la droga en los
llamados levantones.
En ningún caso se ha recuperado a la víctima, no se ha localizado su
cuerpo, por lo que permanecen en estatus de desaparecidos a pesar de que
en muchos casos han pasado ya tres años de su captura.
El 60% de los casos ocurren en Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Sinaloa,
Nuevo León, el resto ocurre en todo el país.
Se trata sin duda, de personas que fueron privadas de la libertad por
criminales, como medida para "calentar plazas" por lo que el cobro de
rescates es totalmente secundario y en la mayor parte de los casos sólo
una fachada.
Éste fenómeno se agudizó con la presencia de grupos como "La Familia
Michoacana", "Los Zetas", "Los Pelones", "La Línea", entre otros.
Se puede afirmar que el 90% de los casos no tenían nada que ver con
operaciones del narco o de algún otro grupo criminal, sin embargo, las
autoridades locales y federales, suelen asumir que por tratarse de un
levantón, las víctimas están relacionadas con esa clase de delitos y por
lo tanto no hay mayor interés por investigar.
Del análisis de modus operandi y nivel de acción, se incrementó
la cifra en forma considerable a finales del 2010, se calcula que en los
próximos 14 meses, pueden desaparecer más de 9 mil personas bajo las mismas circunstancias.
La “Doble Maleta”
Dicho término se refiere a la práctica de hacer un cobro cuyo monto real sólo conoce el negociador por parte de los secuestradores y la familia que lo pagó.
El secuestrador demanda una determinada cantidad y presenta al resto de la banda de delincuentes, parte del rescate, por lo general la mitad. Dicha práctica también la inició Daniel Arizmendi.
Lamentablemente, es común para nuestro organismo, conocer historias donde los policías asignados a un caso de secuestro, realizan dicha acción.
Los negociadores privados
Un pequeño grupo de abogados y ex policías que trabajan por su cuenta, prestan dichos servicios en condiciones de ilegalidad, abuso y en algunos casos de complicidad.
Suelen cobrar entre el 15 y 20 % de lo no pagado a los secuestradores, es decir, si una familia pagó 1 millón de 4 que demandó el grupo de secuestradores, los negociadores llegan a cobrar hasta 800 mil pesos.
Es común que los policías asignados a la investigación de un secuestro, de manera discreta, recomienden a dichos negociadores, argumentando que son especialistas que dedicarán su tiempo de manera exclusiva al caso y por lo tanto, se elevarán las posibilidades de recuperar al secuestrado.
La realidad es que carecen de entrenamiento, se valen de las propias investigaciones de la policía para presentarlas como propias, reparten un porcentaje de los honorarios con los policías que los recomendaron y demandan el pago de sus servicios, incluso por adelantado. Las familias en su desesperación suelen confiar y aceptar dichas condiciones.
Despachos internacionales que tienen como clientes a empresarios de alto perfil, suelen intervenir violentando el marco jurídico e incluso suplantando a la autoridad y ésta, suele aceptar dicha intervención, más por la presión de la propia familia afectada e interés de imagen pública que por respeto o reconocimiento de la capacidad de esos despachos.
El secuestro exprés
Tan sólo en el Distrito Federal, se cometen en promedio 677 secuestros exprés cada 24 horas. La víctima es privada durante un lapso de tiempo que va de 6 a 14 horas y el botín por caso llega a los 6 mil pesos. Los taxis son empleados en esta modalidad en el 85% de los casos 10% ocurre en agravio de peatones sin intervención de vehículos y el 5% restante, interviene un auto particular.
En esta modalidad se estima que el 50% es cometido por policías y ex policías.
Algunas bandas llegan a realizar hasta 6 secuestros en un día y resulta uno de los delitos más complejos de atacar ya que por una parte la gran mayoría de las víctimas no presenta denuncia y al no existir negociación con terceras personas, el único testigo es la propia víctima.
Las víctimas
En la actualidad, cualquier ciudadano puede ser blanco de los secuestradores, el CLDH ha registrado casos donde el rescate demandado fue compuesto por una lista de supermercado que no rebasó los 2 mil pesos, en otro caso el hijo de un franelero fue víctima de secuestro y otro caso donde la organizadora del secuestro, sólo quería pagar una cirugía cosmética. Estos casos, muestran que no se requiere tener una empresa o ser un comerciante con grandes ingresos, basta en muchos casos, poseer un vehículo para que algún grupo de secuestradores decida privar de la libertad a una persona.
El 65% de las víctimas de secuestro, abandonan el lugar de residencia después de dicho evento, 15% abandona el país para solicitar refugio, 2% cuenta con residencia legal en otro país, previo al secuestro y decide marcharse. El resto se queda en la misma entidad donde siempre ha vivido, pero cambia de domicilio.
La atención psicológica a las víctimas de secuestro por parte de la autoridad, sigue siendo pésima, carente de sentido humano y en muchos casos se cometen más abusos contra la víctima desde el proceso de denuncia.
Las fuerzas antisecuestro
Después del caso Martí, una de las demandas ciudadanas fue la creación en cada entidad del país de grupos élite para combatir dicho delito, la realidad es que dichas fuerzas no reúnen las características necesarias para ser eficientes, confiables y en muchas entidades, ni siquiera existen dichos grupos de élite.
El fracaso de los grupos antisecuestros, se debe a dos factores principalmente, la corrupción por una parte y una capacitación exprés para cumplir con el discurso y la promesa de combate al secuestro.
En reiteradas ocasiones se ha demostrado en la conducta de los grupos élite de la policía que emplean sus conocimientos para delinquir y no para proteger a los ciudadanos, lo que pasa en el secuestro, es similar a lo que ocurre en el combate al narco, donde la corrupción de los policías lleva a los delincuentes a la vanguardia y después, los esfuerzos del gobierno se deben desviar a combatir a sus propios policías con estrategias que ya conocen los delincuentes
.