martes, 30 de septiembre de 2014

lunes, 29 de septiembre de 2014

El Secuestro y la Extorsion principal medio de financiamiento del crimen organizado.


El secuestro crece sin cesar porque no se actúa debidamente contra los grandes grupos criminales
POR: JOSÉ A. ORTEGA
CREADO: 28 SEPTIEMBRE 2014


México vive la peor situación de secuestros de su historia. Y muchas de las víctimas no sólo han padecido la privación de la libertad y un muy grave daño patrimonial, sino además tortura, mutilación, violación y asesinato.

El discurso oficial dice que la tendencia del secuestro hacia el alza ha sido contenida y presenta claros signos de empezar a declinar. Pero la aseveración es desmentida por las propias cifras oficiales.

Según las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) en 2013 (último año del cual hay datos completos) hubo 1,702 secuestros (en realidad averiguaciones previas), cifra un 20% superior a las 1,414 averiguaciones previas registradas en 2012.

Es decir, en el primer año de gobierno del Presidente Enrique Peña no sólo no se avanzó en la meta sexenal de reducir en 50% los secuestros (además de los homicidios y extorsiones), sino que se retrocedió. Para renovar el compromiso electoral, ahora el Presidente Peña tendría que prometer no reducir los secuestros en un 50% sino en un…58%.

El discurso oficial sostiene que en 2014 sí es muy clara la tendencia a la declinación del secuestro, pues entre enero y agosto del presente año las averiguaciones previas totalizaron 1,032, cifra un 8% menos que las del mismo periodo de 2013 (1,126). Pero las averiguaciones previas por secuestro en enero-julio de 2014 son de cualquier forma 15% más que las de igual periodo de 2012 (899).

Además mientras que en los primeros 8 meses de 2014 las averiguaciones previas de secuestro presentan una tendencia no clara a la baja, tiende a aumentar el número de secuestrados. En el presente año además de contarse el número de averiguaciones previas, se empezó a contar el número de víctimas de secuestro.

Así mientras que las primeras sumaron 1,032 entre enero y agosto de 2014, las segundas totalizaron 1,410, es decir: hubo casi 37% más víctimas de secuestro que averiguaciones. Además mientras que el número de víctimas en enero fue de 162, en agosto fue de 216: un 33% más.

Pero las cifras oficiales del SNSP no nos dicen toda la verdad sobre la realidad del secuestro, ni siquiera de la parte de la realidad de la que autoridades públicas tiene conocimiento directo. Estas cifras sólo recogen los datos de las procuradurías y/o fiscalías de las entidades federativas, no así las de los secuestros denunciados ante la Procuraduría General de la República (PGR) y los que corresponden a las víctimas rescatadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y por la Secretaría de Marina (SEMAR).

Por tanto en 2013 no fueron 1,702 los secuestros, porque para empezar la cifra no se refiere a secuestros ni a víctimas, sino a averiguaciones previas. Nuestra estimación es la cifra de víctimas de secuestro fue un 162% superior: de 4,464.

La cifra resulta de los siguientes cálculos:
Si en 2013 se repitió la misma diferencia entre averiguaciones previas iniciadas por las procuradurías de las entidades federativas y de víctimas (37% más de las segundas que de las primeras), entonces el número de víctimas fue de 2,332.
En 2013 la PGR inició 1,167 averiguaciones previas por secuestro, de acuerdo a la respuesta que la institución dio a la solicitud de información del Observatorio Nacional Ciudadano (a nosotros nos proporcionó una cifra inferior, de 1,079 en una petición anterior). La PGR no indica el número de víctimas, pero si en su caso se repitió la diferencia entre averiguaciones previas y víctimas, las segundas habrían sido 1,599.
En 2013 la SEDENA rescató por sí sola a 511 víctimas de secuestro y la SEMAR a 22.
La suma de 2,332 más 1,599 más 511, más 22 da el total de 4,464 víctimas de secuestros por nosotros estimado.

Cabe advertir que no incluimos en este cálculo la cifra de 792 víctimas de secuestro rescatadas en 2013 por la Policía Federal por sí sola, sin participación de otras fuerzas federales o locales. Queremos suponer que TODOS los secuestros sufridos por esas víctimas están registrados en las averiguaciones previas de la PGR.

Si en 2013 estimamos hubo cuando menos 4,464 víctimas de secuestro, en 2014 la cifra podría rondar los 5 mil. Entre los indicios de la tendencia al crecimiento del secuestro tenemos el número de rescatados por las fuerzas armadas: mientras que en todo 2013 y en todo el país los rescatados fueron 533, hasta septiembre de 2014 y sólo en el estado de Tamaulipas los rescatados ya eran más de mil.

El Coordinador Nacional Antisecuestro, Lic. Renato Sales Heredia, nos ha comentado que nuestra estimación podría ser inexacta, pues hay casos en que un mismo secuestro está registrado a la vez por una determinada procuraduría estatal y por la PGR.

Por ello es que nuestras peticiones iniciales a dicho funcionario fueron: primero, que no se diera carpetazo a la investigación sobre la probable responsabilidad de servidores públicos federales de la pasada administración en el secuestro de Eduardo García Valseca; segundo, que se elaboraran cifras oficiales consolidadas sobre secuestro (número de víctimas) sin duplicidades, pero sin omisiones, que incluyeran a todas las fuentes gubernamentales.

Estas cifras consolidadas aún no han sido producidas, pero cuando lo estén no dudamos que serán muy cercanas a nuestras estimaciones y muy por encima de las cifras oficiales actuales.

Un ejemplo de que las cifras oficiales (las del SNSP) apenas reflejan una pequeña parte de los secuestros realmente ocurridos, es el número de 191 averiguaciones previas por este delito registradas en 2013 en el Estado de México. Sin embargo la Policía Federal por si sola el año pasado rescató 307 secuestrados en esta entidad federativa y 52 en conjunto con otras fuerzas federales. Pero debe considerarse que la mayoría de los plagiados no son rescatados.

El gobierno federal sostiene que su estrategia es adecuada porque hay más víctimas rescatadas, más secuestradores detenidos y más bandas desarticuladas. Y es cierto que el esfuerzo anti-secuestro es mayor que nunca, pero el secuestro sigue al alza.

Las causas principales de esta situación son dos: primera, no se está actuando de la forma más eficaz contra los grandes grupos criminales, responsables de la mayoría de plagios; segunda, no se combate tampoco a la impunidad de los diversos delitos, lo que facilita la migración de los hampones de otros giros criminales hacia el secuestro.

De los 4,464 secuestros que estimamos hubo en 2013, el 81% ocurrió en 10 entidades federativas: Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, México, Morelos, Veracruz, Tabasco, Jalisco, Nuevo León y Distrito Federal. De esas 10 entidades, en 9 hay fuerte presencia de los grandes grupos criminales y en las 7 primeras estos son responsables de la mayoría de secuestros: ya sean cometidos por sus células de sicarios, por bandas locales que les pagan “piso” o por remanentes de organizaciones parcialmente desarticuladas. Pero en otras entidades federativas los grupos criminales también participan en los secuestros aunque en forma minoritaria.

En Tamaulipas casi la totalidad de los plagios es obra de Los Zetas o del Cártel del Golfo. En Guerrero secuestran La Familia Michoacana, Los Templarios, Los Rojos, Guerreros Unidos y el Cártel Independiente de Acapulco; en Michoacán, La Familia Michoacana y Los Templarios; en el Estado de México: La Familia Michoacana, Los Templarios, Los Rojos, Guerreros Unidos y Los Zetas; en Morelos, Los Rojos y Guerreros Unidos; en Veracruz, Los Zetas y el Cártel del Golfo y en Tabasco Los Zetas.

Según el actual gobierno federal han sido capturados o muertos en enfrentamientos con fuerzas del orden los principales jefes de las organizaciones criminales. Lo mismo dijo el anterior gobierno. Pero tan pronto un jefe criminal es capturado o muerto, otro lo sustituye y las estructuras de la organización se mantienen intactas.

Las capturas y muertes de capos parecen más una suerte de poda que parte de un esfuerzo de erradicación del árbol del crimen organizado. No se actúa para realmente romper sus estructuras e impedir su recomposición. No se actúa contra la capacidad financiera de los grupos.

Por ejemplo, en Tamaulipas los grandes grupos criminales además del narcotráfico, la extorsión y el robo a gran escala, poseen negocios lícitos claramente identificados, que les permite lavar sus activos y aumentarlos.

Además de poseer cuando menos 100 antros, claramente identificados, en algunas actividades económicas lícitas estos grupos han impuesto monopolios mediante la violencia, tales como la distribución de carne de pollo, la venta de cerveza, los espectáculos masivos, el reciclaje, los desechos industriales o la comercialización de cuero. Sin embargo el gobierno no hace nada para afectar estos negocios como para tampoco poner fin a la extorsión generalizada y al robo masivo.

Por lo que toca a la impunidad, resulta que el secuestro es la etapa culminante de muchas carreras criminales, porque no se actuó contra los hampones cuando cometían delitos menos graves y la impunidad los alentó a escalar su actividad delictiva. Por ejemplo muchos secuestradores fueron antes ladrones de vehículos, pues en México sólo el 2.6% de los robos de automóviles merecen sentencias condenatorias.

Mientras no se actué contra la capacidad de los grupos criminales de recomponerse pese a los golpes sufridos y contra su fortaleza financiera y no se actué para abatir la impunidad, lejos de alcanzarse la meta de reducir la incidencia de secuestro, éste seguirá escalando.